Un café asqueroso

El café frió, mis manos sobre la mesa jugando con el anillo que me quito en el trabajo por que sencillamente no me acostumbre a usar joyas en mis manos. La mesa aun no esta servida, calculo que tardaran de diez a quince minutos en traer unas insípidas tostadas pintadas de amarillo. Una tasa, un plato, un cubierto... una sola porción, se que hoy como ayer, no vas a venir.

Sentado frente a un mantel sucio veo el tímido humo del cigarro dispersarse con el viento, no me importa tener que esperar, no tengo prisa. Mi vida ha sido una secuencia de esperas y aplazamientos.

Perdido en los recuerdos de tu fresco de sandía recuerdo como disfrutamos las noches en este café, le que nos quedaba de camino, bueno al menos a mi pero no te molestaba tener que conducir hasta acá si podíamos tener este espacio y tiempo para nosotros.

Con la esquina del ojo percibo que ella me mira, que lleva bastante rato mirándome sin hacer ningún movimiento o gesto. Yo pretendo que no la he notado. Su delgada figura por un momento sacude un deseo en mi, despierta por un segundo una imagen, un sabor, una posición y puedo sentir el sabor de su sexo en mi boca. Pero decido permanecer concentrado en el anillo que no me he quitado en todo el día esperando que...

Mi vida ha sido una secuencia de sabores, cada uno encadenado a un recuerdo, dulces y amargos.

Pruebo el café, esta vez sin sin leche y sabe asqueroso, la borusa en el fondo de la tasa me confirma que no vas a venir, sencillamente es un mantel sucio y una silla vieja en la que me pierdo en recuerdos de besos y abrazos tan viejos como este lugar.

Una sonrisa se se escabulle hacia mi boca... recuerdo nuestro primer beso y tu pelo negro, en como me mirabas y sonreías cuando me despedí. Recuerdo que no desea irme, deseaba un beso mas un instante, un momento propicio para decirte que... El ruido del plato estrellándose en la mesa me regresa al viejo café.

Es mejor perderme en esos recuerdos.

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