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miércoles, 24 de noviembre de 2010

las explicaciónes

Nota 1: no es un post corta venas ni estoy en el borde del techo recitando poemas de Neruda.

Nota 2: la vida es una autopista - de vez en cuando hay huecos pero por eso hay que apretar en las rectas.

Nota 3: reconozco que he andado por el camino de la melancolia últimamente, no me odie, todos tenemos derecho al periodo cursi.

Nota 4: si su tolerancia se había agotado antes de estas aclaraciones y pensaba que mae mas necio y culiolo no mas deme un manaso si nos vemos en la calle y dese x satisfecho.

Nota5: un manaso! no dos ni tres ni patadas o mordiscos... si siente esa necesidad puede que tenga problemas de ira y yo no soy su catalizador emocional ni espiritual.

Dicho lo dicho - el tema - el hecho es que no termino de entender el por que será que a las mujeres, en general, no les gustan las explicaciones, sobre todo cuando en esos momentos/arranques hormonales. 

No quiero meterme con el lado femenino, yo he aprendido que hay que entenderlas, aun cuando esto sea imposible y ellas esten conscientes de ello- yo sé que son únicas, no pretendo ganarme el segundo manaso de a gratis y como dice una compa "somos princesas y debemos ser tratadas como tal"... y la mae tiene la boca mas sucia que tres Río Azul juntos.

No mas que me llama la atencion que cuando uno tiene ese segundo de estupidez que las arranca cualquier movimiento subito detona el ataque pero si hay algo seguro es que si uno trata de tirar sobre la mesa la explicación, que puede ser honesta, esto solo logra enojarlas mas!!

Yo se que no somos nada, que no podemos hacer dos cosas a la vez, que la tele nos pone la mente en blanco y no soltamos el control remoto, creemos que podemos arreglarlo todo pero al menos se las ponemos fácil por que somos seres faciles de entender y entretener - ventaja con la cual no contamos cuando se trata del "ok, meti la pata pero lo que pasa es que..."

foto:www.istockphoto.com

lunes, 22 de noviembre de 2010

La perspectiva


La perspectiva es como una muleta que ayuda cuando el camino quiere convertirse en un colocho y llega cuando menos se le espera como un baldazo de agua fría. La detona cualquier evento, hasta los mas inusuales e impensables como un cristal que se rompe en caso de emergencia, solo que este no funciona con martillos ni puñetazos si no con razones.

Es el silenciador de la voz interna cuando esta no dejaba gritar, la única capaz de aclarar la crisis en instantes. Por que la mente es el caldero y nuestras emociones e intereses la leña que la hacen arder a rojo vivo.

Pero por mas que se quiera evitar la perspectiva da una paz curiosa, parecida al cansancio generado por no dormir en 24 horas.

La mente hace planes, piensa e intenta pero nada es seguro, solo lo incontrolable. Y cuando los resultados predecibles se dan una y otra vez solo se obtiene, por lo general, el mismo tedioso panorama.

Llega la frustración, a veces la ira, las preguntas y tal vez sencillamente lo que se necesita se aceptar el caos sin cursilerías, pensar con perspectiva y dejar de gritar. 

Decidir no ser parte de ese tornado que uno mismo genera. Ese que siempre termina expulsándote al rincón. Como una patada en los huevos, si, justo en medio de ellos.

Hay que darle mas crédito a ese último recurso que se ejecuta por si mismo y logra traer paz interior - de lo contrario se recorre un camino pero no se disfruta la experiencia - después de todo es lo que es y es exactamente por las decisiones que se tomaron en el momento y no de ninguna otra forma.

Perspectiva - funciona. Al menos temporalmente por que todos tendemos a ser necios.

viernes, 12 de noviembre de 2010

flores raras



El equipaje a llevar son los recuerdos, los momentos y sonrisas, lo compartido, una caricia en la cara por sorpresa y de repente el alma que se fuga atada a unos dedos.

El saber que el tiempo no puede colapasar lo que en verdad se siente y hay tanto por sentir aun.

Una promesa, un viaje, una conversacion fuera de hora.

Querer regresarse antes de hacerse ido, un plan, un acuerdo de domingo - la espera. Negarse a colgar.

Que algo tan viejo te recuerde algo tan nuevo - algo que no envejece ni encarece.

Algo que espero no se disipe y mas bien tome fuerza - 

Ese es el equipaje a llevar. Regreso en unos dias - 

miércoles, 10 de noviembre de 2010

el placer del trabajo

Dicen que el trabajo ideal es aquel al que uno no puede esperar a llegar - el que llena las espectativas  de la persona de tal forma que genera emoción la sola idea de llegar y sentirse productivo.

Hoy día creo, a menos a nível nacional, que pueden contarse con los dedos de las manos las empresas que cumplen con esto. Que ofrecen un ambiente laboral estable, placentero, de respeto y crecimiento. En mi trabajo fue así por un tiempo pero con decisiones sencillas todo esto cambió radicalmente.

Leía que después de la crisis mucha gente tuvo que recurrir a medidas alternativas para generar ingresos luego que las empresas hicieran despidos masivos. Nadie trabaja tranquilo en un ambiente inestable bajo el constante miedo de ser el siguiente en irse. Esto ha encarecido el ambiente laboral en general.

Sin embargo esto ha ocasionado al mismo tiempo que los profesionales se vuelvan mas creativas en orden de seguir adelante manteniendo su estilo de vida. El fotógrafo se dio cuenta que podía participar en otros procesos, el diseñador, el arquitecto... no están restringidos a una sola función. Ya que el conocimiento debe ser integral para poder expandir las capacidades mas allá de una sola ocupación - ya sea negocios alternos o sencillamente consultorías, lo cual con suerte puede ser bastante productivo.

Muchas veces uno piensa que el trabajo es ocuparse en algo, llenar una plaza, hacer diariamente lo que se le pide sin salirse de esos limites cuando en realidad debería ser la oportunidad de explorar nuestro potencial en diferentes campos que se co relacionen con el nuestro.

Ocuparnos en algo que realmente nos satisfaga, no trabajar por llenar un escritorio o la cuota - trabajar para desarrollarse, experimentar, disfrutar sin ese temor de abandonar a lo que nos acostumbramos. Yo no sé si toda la vida seré diseñador gráfico, ya sea por que no tenga opción o por decisión propia.

Entonces, que pasas si un día despierto hastiado de lo que hago, por que me consumí en el horario, en la rutina? Si de repente ya no deseo seguir en lo mismo?

El trabajo es explorar nuestra capacidad, aprender y probar nuevos retos no sencillamente hacer lo que se le pide día tras día. Así que, tomando en cuenta esto, es mejor ser pro activos, por nosotros mismos, para que sea lo que sea que hagamos... sea placentero-

foto: www.istockphoto.com

lunes, 8 de noviembre de 2010

Compromiso

Me duelen las manos, están entumidas, los dedos van por el teclado en cámara lenta así como las ideas, siento la sangre donde fluye por las venas como abriéndolas a su paso, despertando la piel que cede al viento frío.

Aunque en realidad no deseo quejarme, no hay razón para hacerlo. Quince grados de temperatura incomodan, sin embargo ahí esta nuestra cama, nuestras cobijas limpias, en muchos casos hasta calefacción.

Nuestras vidas no se han visto afectadas mas allá de ponerse un suéter mas grueso, ropa mas abrigadora - no puedo imaginar, no creo poder hacerlo o tener la fuerza para sobrellevar una situación como la de los damnificados de las lluvias las semanas anteriores.

El clima estas últimas semanas no ha sido favorable para nada. Familias han perdido sus hogares, obligandolos a quedarse en centros comunales, en el mejor de los casos. Esto sumado a la muerte de familiares, los niños sin poder ir a clases, las casas destruidas con todas sus posesiones; tener que empezar de nuevo.

La pobreza es una prueba diaria, acompañada de injusticia y carencia. En el caso de la mayoría de nosotros contamos con el apoyo de nuestras familias y aunque pasáramos por una situación igual no estaríamos solos, no nos encontraríamos durmiendo en una colchoneta en el piso con nuestros hijos sin saber que vamos a comer al día siguiente.

Se que ya se ha hablado mucho del tema, todos estamos conscientes de la situación sin embargo viviéndola desde el otro lado de la barrera se nos puede llegar a olvidar la realidad de muchas familias. Nada cuesta ayudar un poco, buscar ropa, comida, donar algo de dinero (espero que esta vez se administren como se debe!)

Yo se que todos ustedes tienen la madurez necesaria para entender todo esto - la tarea ahora esta en esparcir el mensaje y motivar a los demás a tener ese mismo nivel de compromiso -

Buena nota.

foto: http://img.europapress.net

lunes, 1 de noviembre de 2010

sábados de boli


La casa de Abuela era visita obligada los sábados. Alistarse tempranito sin quejarse. La idea era llegar antes del almuerzo de esa forma, creo yo, mi tata se podía desentender de nosotros que salíamos a corretear con los primos mientras él y los demás adultos se dedicaban al trago, el chisme y el los naipes.


Familia de nueve hermanos, siete de ellos casados, unos catorce primos hasta ese momento conformábamos la turba - había de sobra con quién jugar y con quién beber.


Todos los primos eramos chamacos - ninguno había sido iniciado en la mesa de los grandes, eramos un solo bloque escandaloso y destructivo que se movía compacto en el patio o al frente de la casa, nunca adentro pues rompíamos el ambiente guarero.


Desde el patio nos subíamos al techo de la casa, en el palomar, que quedaba justo sobre la sala, a unos 20 metros de altura, espiábamos a los grandes que se divertían sin intervenir en nuestras aventuras.


Únicamente nos llamaban cuando necesitaban voluntarios para ir a la pulpe a comprar la liga, botellita de ron, guarito y el paquete de cigarros - una época en la que don señor pulpero nos entregaba con una sonrisa en su rostro todo el abanico de vicios despreocupadamente.


Nos peleábamos por ser los elegidos, ya que traía implícita una comisión por flete que usábamos pa comprar confites y helados.


Conforme avanzaba la tarde el porcentaje de ganancia se incrementaba con relación al consumo de guaro - para las cinco de la tarde el hedonismo llegaba a tal nivel que hacíamos guerra de bolis en la acera, nos subíamos a las columnas del portón y jugábamos a lucha libre.


Un día de buena ganancia comprabamos ratones blancos para hacer carreritas en el pasillo de entrada, bichos veloces. El único cuidado era que no se escaparan por el caño o los huecos en la pared de madera - uno de cada tres lo lograba.


Algunas veces el único tío sobrio nos llevaba a jugar a Plaza Viquez. Nos compraba palomitas (siempre añejas...) y copos - en esas aventuras de figuras extrañas hechas de concreto que me encantaban trepar perdí mi gorra de naranjito -


Por ahí de las siete mi abuela sonaba la campana, no le gustaba acostarse tarde, uno a uno empujaba a la gente hacia afuera y cerraba la puerta sin un "hasta luego" o "que les vaya bien".


- Montese al carro huevos, nos vamos. decía mi Tata.


La ley en esa época por conducir borracho consistía era una cagadilla del tombo que terminaba muerto de risa con el viejo, su humor mas fino florece con el alcohol y de paso el cuñado de la secretaria también era tombillo, conocerlo era suficiente para hacerse de la vista gorda y dejarnos continuar.


Como a las ocho llegábamos a la casa, no había cena por que "todos estamos muy cansados", mi tata se encerraba en el cuarto a roncar poderosamente, la esposa aprovechaba para hacerle segundas y abstenerse de sus deberes maternos.


Mis hermanillos y yo veíamos al Gordo Porcel aprovechando el estado de inconsciencia adulta; luego a dormir y esperar una semana para el siguiente sábado de primos, helados y bolis.


foto: www.istockphoto.com/