Cuchi cuchi

Aprendí a escuchar de vos el no, a vivir con esa negativa, tratar de pellizcar esos labios y acabar besándote la oreja, levitando en la nada cuando mi boca busca y busca la tuya, mientras me aplicas finos movimientos que esquivan los embates, los que ayer tanto te gustaban.

Sigo intentándolo sin promesas de que llegue el día en que cambies de opinión. 

Esto se ha vuelto un juego en el que siempre pierdo y del que no me puedo salir. Parecemos esqueletos golpeándose uno contra el otro en un cuarto oscuro, sin saber que va a ser de nosotros, sin opción ni oportunidad.

Me envías un beso a través del viento cuando te hago esa mirada que siempre te ha gustado y ahora evitas. Yo, deseando recibirlo de tu boca y poder devolverte todos los que he guardado para ti.

Es en ese silencio que encuentro la respuesta pero mi corazón me obliga a pedírtelo de nuevo.

Aunque me duela escucharlo, las ganas no se agotan, el deseo de verte, estar juntos con el jugo de sandía y los calambres verticales en los dedos de los pies apuntando al cielo. El lugar donde no estén los que se niegan a esto.

Se que nuevamente me vas a decir que no, pero la adicción es pedírtelo, soñar con que pueda existir ese día en el que nuevamente me digas que si, aunque sea por solo un instante, aunque nadie lo acepte, aunque me este condenando por ello.

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