Dos cigarros mas tarde

Sentado en su silla de respaldar alto, con la mirada fija en el monitor, su mano sostenía su mentón casi por necesidad, la gravedad afectaba sus músculos, los hacia pesados o tal vez era la hora, la falta de sueño. No era algo que le molestara, sencillamente un dolor recurrente entre los dientes.

El viento rompía el silencio ocasionalmente al mover las persianas, un ruido molesto que le desconcentraba mas trataba de no prestarle atención ya que lo distraía de lo que poco a poco empezaba a discernir.

Dos cigarros mas tarde se dio pensó que tal vez era momento de dejar de fumar, que la vida no seria placentera si seguía depositando veneno en sus pulmones, aquellos que una vez fueron rosados y se extendían sin ese dolor, un punzón discreto entre las costillas, una advertencia del demonio creciendo en su interior.

Una aspiración tras otra y en sus adentros un silbido minúsculo, uno que solo él podía escuchar, una conversación secreta consigo mismo, negra como el hollín, de caldero viejo con los bordes quemados, de ceniza.

Tal vez ese cenicero era su boca pastosa que expelía olores de incendio, una mancha que la sonrisa no deja ver y un charco de sangre a las 8:30 am... tal vez era momento de dejar de fumar, pensó.

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