soundtrack

El semáforo estaba en rojo, era parte de la misma historia de todos los días, este siempre le condenaba a detenerse en esa esquina que ya le habían advertido era peligrosa, una esquina como tantas que hay en San José en donde los vendedores de droga estaban al alcance de una jeringa, los limpia parabrisas, niños de la calle y hasta esos jóvenes que demandan dinero a cambio de no rayar la pintura del automovil.

Nada podía hacer él, ya había intentado varias varias ocasiones burlarlo, sorprenderlo en verde ya fuera acelerando mas allá de lo debido, ignorando otros semáforos que, en forma coordinada intermitaban dándole como resultado ese rojo y esa pausa forzada.

No sabía si era un asunto del destino; sencillamente era imposible que llegando a ese punto no tuviese que detenerse por cuarenta segundos llenos de tensión y peligro, de vistas inesperadas y sombras viciadas que circulan una ciudad perdida en vicios.

Encendió la radio en un intento de hacerse compañía. Un botón, otro, luego otro, saltaba de estación en estación. Todas las canciones le parecían aburridas, pesadas, narcolepticas.

Cuando estaba a punto de darse por vencido encontró esa canción que le recordó una época llena de proyectos y dudas, de miedos que se fueron disipando uno a uno, se sintió afortunado, cerro los ojos hasta perderse de tal manera en sus pensamientos que no logró anticipar al individuo que se escondía detrás de una mascara, el mismo que ahora le apuntaba con un arma. No dijo nada, no hizo falta; los ojos se volvieron a cerrar, él solo quería terminar de escuchar esa canción, ya no importaba nada, ni la esquina peligrosa ni la noche oscura o esa luz verde.

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