Los hombres guardamos dentro de nosotros, en un lugar escondido, un pequeño gen animal que cuando se activa es capaz de infestar a cada célula como un virus hasta llegar a dominarnos, volvernos bestias de colmillos afilados. Un punto diminuto, inamovible, inextirpable, como un cáncer que nos arroja a la calle aullando en furia con el hocico lleno de espuma.
Como todas las bestias que salen por la noche en la ciudad dejamos de ser nosotros mismos. Adictos a la sangre y la auto destrucción. De niños arrojábamos piedras a los ventanales. de grandes nos arrojamos a nosotros mismos.
Como en película de terror la transformación sucede cuando estamos solos - nos restringimos a un rincón oscuro como buscando protección - rápida por que la mente alimenta a la bestia, nos traiciona y acelera el proceso de perdida de control; silencio externo, tormenta interna. Los ojos saltan una, dos o tres órbitas y sucede.
En la calle la bestia no puede ser liberada sola, debe salir en manada pues entre hombres reconocemos su poder, lo respetamos y a pesar de sentirnos tentados de seguir el mismo camino, debemos ser los protectores del que busca destruirse contra el mundo o al menos hacerle una gran rabieta.
El guarito, los abrazos, las habladas poéticas, las llamadas a las 3 de la mañana, lamentos y los nombres de mujer son parte del menú permanente, como el arroz con carne en la Flota, si faltan mejor cerrar el chinamo!
El gen es como el cáncer - no se lleva con orgullo, difícil de contener y mas de controlar. Un sexto sentido como el de las mujeres pero en nuestro caso anula a los otros cinco así como la parte racional del cerebro.
Y todo por las brujas el detonante y la dinamita, esas a las que les negamos su existencia, luchamos por esconderlo por que no nos gusta que nos pongan en evidencia - que nos vean con ojos de madre regañando al niño malcriado y rabioso.
Podrían tratar de entender que en nuestra lógica irracional, en lo profundo de nuestra conducta primitiva estamos infectados por lo que no podemos soportar que se deje libre a un monstruo para regañarlo luego por haber destruido la villa.
En el mejor de los casos en medio de lo ridículo respiramos la indignación y si tenemos suerte encontramos el camino al ego y eventualmente al amor propio.... O no - y si esto no sucede es recomendable que cierren el facebook, apaguen el teléfono, despiten a las amistades en común así como la bendita ex suegra!
foto:www.istockphoto.com
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