Los que me conocen saben que hablo demasiado, que sencillamente no me callo cuando agarro impulso así que si combinamos la lengua con el humor del diablo resulto ser todo un confite - y cometo el error que mi Tata no ha podido resolver en toda su vida, se embriaga de odio, se resiente y dice cuanta cosa hiriente se le ocurre con tal de satisfacer a su lado oscuro; cuando por fin se calma se da cuenta que metió las patas hasta lo mas hondo de la vergüenza. Y que duro salirse de esa.
Pero volviendo al tema hay peleas que no valen la pena luchar, peleas que ni siquiera tienen sentido y buscan desesperadamente subsistir en nosotros como parásitos alimentandose de migajas, buscando existir y significar siendo innecesarias.
No vale la pena. La felicidad, la paz interna no es gratuita o sencilla y lamentablemente es finita. Encontrarla y mantenerla demanda inversión de tiempo, energía y sobretodo cabeza fría.
Y si dejamos que el conflicto dure mas de lo debido podemos cometer el error de acostumbrarnos a el y hacerlo parte de nuestra rutina, como una droga nos acostumbramos a esa dosis de drama innecesaria, al final como todo vicio termina destruyéndonos; amargandonos sin necesidad.
La vida es corta, es luchar, por que querer complicarla mas de gratis? Hay que priorizar, buscar donde nos caliente el Sol y si el conflicto sigue de necio buscando un espacio en nuestro preciado tiempo pues no queda de otra que aniquilarlo, ignorarlo y enterrarlo.
foto:www.istockphoto.com
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1 comentario:
hay q escoger las batallas :) y no perder la paz!!
me gustan esos post de filosofía tan chivas k escribis, son mis favoritos
Un abrazo
Ang
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